Ante la crisis que estamos viviendo sobre la pandemia del COVID-19, el mundo maker y sus impresoras 3D ha querido aprovechar esta ocasión para demostrar que la impresión 3D no es una moda tecnológica más. Toda la comunidad española se ha echado manos a la obra para poner a pleno rendimiento las impresoras 3D, incluso aquellos que estaban acumulando polvo o encerradas en un trastero.

La coordinación de toda esta ‘marea’ se ha llevado a cabo mediante grupos formados en la red social Telegram,  a su vez estos se han dividido en subgrupos divididos por provincias y tipo de material a imprimir.

 

Material sanitario impreso en 3D

Cuando hablamos de material sanitario, podemos referirnos desde una mascarilla o un gorro ligero de celulosa hasta un respirador compuesto por circuitos electrónicos, fuentes de alimentación, etc. Por eso cuando se planteó la posibilidad de fabricar todo tipo de componentes necesitados por nuestro personal sanitario, la dificultad de impresión era un factor a tener en cuenta.

Desde MA designs tuvimos claro que, los respiradores de asistencia mecánica era algo a lo que de buenas a primeras descartamos por la dificultad técnica que ello conlleva. Creemos que es bueno ser consciente en las capacidades de las que uno dispone para optimizar tiempo y recursos. Otra posibilidad era la de imprimir en 3D mascarillas y gafas que permitieran la total protección de nuestras principales vías aéreas de contagio: ojos, boca y nariz.

Hicimos los primeros mock-up de gafas y mascarillas pero el problema no vino por la inviabilidad de impresión, sino en el modelo y su ergonomía. Este material sanitario es ligero para ofrecer una adaptación universal a todo tipo de individuo, en la impresión 3D los modelos salieron rígidos y la estanqueidad no estaba garantizada. Por ello aquí se nos presentó otro dilema por el cual necesitábamos encontrar una alternativa. (además de que se había notificado que los virus podían penetrar a través de el infill y el shell de la pieza)

Tras muchos modelos con versiones mejoradas, llegó un modelo en STL. que ‘revolucionaba’ todo lo trabajado e hizo buena la frase de Mies Van der Rohe ‘Menos es más’.

Se trataba de un frontal compuesto por un tipo de ‘diadema’ que mordía una lámina de plástico transparente (acetato) impidiendo la diseminación del virus en nuestra cara. De esta manera sólo se tenía que imprimir una pieza en 3D que con una configuración optimizada, sólo tardaba 1h y 20 minutos.

Hemos llegado a imprimir más de 100 máscaras 3D

 

Entre todos, podemos

Una de las lecciones que aprendemos con la crisis sanitaria del COVID-19 y en concreto con el ejemplo de las impresoras 3D, es que cuando todos unidos vamos a una no hay organismo que pueda con la voluntad de hacer un mundo mejor.

Y es que son muchos los conocimientos y las posibilidades que nos ofrece el mundo de la impresión 3D. No me cabe duda que si continuamos desarrollando el proceso e investigamos en los materiales, esta tecnología formará un pilar indispensable en el desarrollo de la especie humana.